JULIO ARGENTINO ROCA Y GUILLERMINA OLIVEIRA CÉZAR DE WILDE. Por Yayo Hourmilougue-

Julio Argentino Roca, casado con Clara Funes, hija de una adinerada familia cordobesa, no era lo que se dice un marido fiel. Cuando llegó al matrimonio tenía ya una hija, la pequeña Carmen, de su relación con la tucumana Ignacita Robles. Se cree que, aunque al referirse a Lola Mora siempre hablaba de «mi amiga», el legendario político compartió intimidades con la temperamental escultora.

Muerta su esposa, el general Roca protagoniza uno de los entreveros amorosos más resonantes en la sociedad porteña de la época. La dama en cuestión era Guillermina De Oliveira Cézar, esposa del sanitarista doctor Eduardo Wilde, íntimo amigo de Roca.

Guillermina fue una mujer admirada, codiciada y discutida en el Buenos Aires de su época. Es una de los 15 hijos de Ramón y de Ángela Diana y Goyechea, considerable terrateniente con estancia próxima al Tigre. Ella era la hermana de Ángela Oliveira Cézar, mujer única en su época por lograr emplazar el Cristo Redentor en medio de los Andes. Pertenecía a una buena familia, pasaba sus veranos en el Tigre con muchos hermanos y estudió en el Colegio Americano de la calle Reconquista 4 conducido por Mary Elizabeth Conway, una de las maestras que trajo Sarmiento de los Estados Unidos.

Eduardo Wilde había enviudado, y Oliveira Cézar, uno de sus pacientes, le dijo: ‘¿por qué no se casa con una de mis hijas?’. Wilde aceptó la propuesta. Cuando fijó 1885 como fecha para su matrimonio con la jovencísima Guillermina, de tan solo 15 años, la iglesia no lo quiso casar. Es que además era un abierto ateo y un masón.

Finalmente, Guillermina pudo más, logró que el mismísimo arzobispo de Buenos Aires intercediera y hubo casamiento oficiado por el obispo de Cuyo. Roca fue el padrino, Carlos Pellegrini y Victorino de la Plaza, los testigos.

Wilde estaba encantado con la niña. Cuenta la catoliquísima Isabel Molina Pico, que él llevaba a sus compañeros de brandy y cigarros a mirar cómo dormía Guillermina, como un ángel. Quién sabe si Roca fue uno de los aventurados que caminó ese dormitorio matrimonial de puntillas.

Cuando Guillermina –que primero iba al teatro Colón y se embadurnaba los dedos con chocolate porque era muy infantil- empezó a crecer, el amigo de Wilde, Roca, murió de amor por ella. La borrosa adolescente, estaba convertida en “una espléndida hembra que sabía sacar partido de su hermosura”, palabras que Félix Luna pone en boca del general.

En lo delicado de este amor prohibido, ante dos figuras de tamaña exposición social, Roca contaba con la complicidad de la hermana de Guillermina y la de su marido, amigo del General.

Se comunicaban en clave. La relación era la comidilla en reuniones sociales.

Octubre de 1898, Julio Argentino Roca asume nuevamente la presidencia y su relación con Guillermina comienza a ventilarse. Luna cuenta que “al Regimiento de Coraceros, escolta presidencial, llegaba a veces un hermano de Guillermina, la gente llamaba al Regimiento “los guillerminos»” y hasta “Caras y Caretas” ironizaba con esa relación. Roca, cercado, decide separarse de su gran amor, enviando a Wilde y a su esposa a los Estados Unidos y más tarde a Europa.

Aunque epistolar, la relación no se cortó. “Querida ausente…”, encabezaba sus cartas Roca.

En 1901 Guillermina debió regresar de urgencia por la muerte de su padre, y dicen que la relación se reactivó. Pasa un mes y medio en compañía de Roca, viviendo lo que serán las últimas horas de este amor. Guillermina volverá a Europa y ya no se reunirá más con él.

Cuando fallece Wilde, Guillermina permanece en Europa y luego de un tiempo prudencial, regresa a Buenos Aires. No tuvo hijos. En 1920, siendo presidenta del Comité Central de Damas de la Cruz Roja, impulsó la creación de las escuelas de enfermería.

Guillermina falleció a los 66 años en la ciudad de Buenos Aires el 29 de mayo de 1936. Y se llevó consigo esa historia de amor.

Se dirá lo que se quiera, pero no es cierto lo que se murmuraba en los salones. Eduardo Wilde nunca dijo “Los cuernos son como los dientes; duelen al salir, pero ayudan a comer”.

El crédito, Cris Panza, HISTORIAS SECRETAS, DESCONOCIDAS U OLVIDADAS DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BS.AS que administra Horacio Molino quienes han subido este material que acabas de escuchar, grupo maravilloso que podes encontrar en Facebook y que hemos abreviado radialmente.

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