LA POBREZA Y LA RIQUEZA, RENOVADOS MENSAJES DE LA IGLESIA CATOLICA-Por Luis Tarullo.

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Con diferencia de pocos días, dos altos dignatarios de la Iglesia católica argentina se refirieron a la pobreza y a la riqueza. En ese sentido, advirtieron en sus reflexiones sobre las desviaciones de ambas circunstancias. Por un lado, sobre la equivocación de «romantizar» la pobreza, y por el otro, acerca de la ambición de buscar más riqueza en detrimento de quienes menos tienen y considerarla un «ídolo» y hacer del dinero un elemento «todopoderoso».
Las reflexiones adquieren especial volumen e importancia por el hecho de que provienen de obispos de zonas del interior del país pobladas de bolsones de comunidades trabajadoras y que sufren las inclemencias de los vaivenes socio-económicos, como otras vastas áreas del país.


También están en sintonía con los permanentes mensajes de Francisco, quien desde el inicio de su papado viene bregando por la austeridad, la equidad y la solidaridad en todas las latitudes del planeta, especialmente en las zonas donde, en medio de inmensos manchones de miseria y marginalidad, habitan los que él dado en llamar los «descartados de la sociedad».


El obispo de Venado Tuerto, monseñor Han Lim Moon, advirtió que “cuando uno tiene muchas riquezas, tiene una ambición de conservarlas o aumentarlas y uno se encierra en sí mismo y no sale a los demás”.

También alertó que “la riqueza puede convertirse en el ídolo para el rico, el dinero es algo todopoderoso y todo se puede con él».
En ese punto aclaró que «no es que todos los ricos caigan en esto, pero puede suceder”.
En una homilía, el prelado imaginó en ese marco una situación relacionada con el Evangelio.
“Sí yo voy a una misa y voy a unos papás que tienen hijos, que tienen hambre, y que no la pasan bien, y les anuncio la buena noticia y les digo: felices ustedes los pobres porque el reino de Dios les pertenece, van a decir: ‘Bueno nos trae pan, algo especial’”.
Aunque, señaló, si solo se queda en esa reflexión, “es muy probable que lo inviten a salir de misa”. También se imaginó el obispo en un bacanal de los empresarios más ricos del mundo.
«Si les digo la misma parábola de Jesús en la que dice ‘Ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo, ay de ustedes que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas’, no creo que llegue al postre porque me van a invitar a salir”, aseveró.


«Como primer discurso es bastante fuerte, impactante, escandaloso. Pero así es como Jesús empezó a hablar en distintas oportunidades y con afirmaciones muy fuertes; como, por ejemplo: perdonen siempre; si alguien les pega una cachetada en una mejilla, pongan la otra mejilla”, dijo Moon.


Y se interrogó: «¿Cómo se entiende este Evangelio de Jesús? Más que con la cabeza, se entiende y se tiene que aceptar, se incorpora, porque el Señor nos ama, tiene autoridad absoluta sobre nosotros”.
En ese punto el prelado se dirigió al caso de un bebé, diciendo que los «padres tienen la autoridad absoluta sobre él, ellos los chicos perciben un amor incondicional y, aunque no comprenden cuál es la razón, lo incorporan y tratan de vivirlo”.

“Jesús sabe muy bien de las necesidades materiales nuestras, por eso Él nos da el pan nuestro de cada día, conoce de las necesidades y las cosas materiales para vivir dignamente”, afirmó, pero, aclaró: «Cuando uno tiene muchas riquezas, tiene una ambición de conservarlas o aumentarlas y uno se encierra en sí mismo y no sale a los demás”.
«La riqueza puede convertirse en el ídolo para el rico, el dinero es algo todopoderoso y todo se puede con él. No es que todos los ricos caigan en esto, pero puede suceder”, abundó en su mensaje, difundido por AICA. 
En ese marco, el obispo de Venado Tuerto amplió que “San Lucas nos transmite que tanto el sufrimiento, como la felicidad de este mundo dura muy poco, en comparación con la vida eterna con el Señor”.


Las palabras del prelado de Venado Tuerto se ligan casi en forma simultánea con las pronunciadas por el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, quien dijo que Jesús presenta la bienaventuranza dirigida a los pobres.


Sostuvo que el Hijo de Dios afirmó “¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!”
Buenanueva interpretó que «Dios no quiere la pobreza ni el sufrimiento. Jesús, su Hijo, vino a proponernos el sueño de Dios para la humanidad. Él lo llama: el reino de Dios. Y no es una esperanza solo para el cielo. Dios quiere que su reinado comience a sentirse aquí y ahora», explicó.


Y aclaró: «Cuando Jesús dice: ‘bienaventurados los pobres… ay de los ricos y satisfechos’ no está otorgando piadosas consolaciones ni repartiendo condenaciones automáticas».
«La propuesta de Jesús es vivir como hijos e hijas de Dios y como hermanos, especialmente de los más pobres y heridos. Una propuesta más desafiante cuando mayor es la injusticia, la desigualdad y el descarte de personas. Es la realidad de nuestra Argentina hoy. Aquí tenemos que vivir el Evangelio de Jesús», aseveró.
Buenanueva aclaró que «no es ‘pobrismo’ que romantiza la pobreza. Es la opción del Evangelio que ofrece la fuerza del amor de Cristo para luchar contra toda forma de deshumanización».

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