LA FE, TAMBIÉN EN DEFENSA DEL AMBIENTE-Por Luis Tarullo.

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La crisis climática mundial es un drama transversal, pero hay sectores que aún parecen no comprenderlo y continúan flagelando al planeta con prácticas virtualmente letales. 

Sin embargo, a la vez, afortunadamente hay muchos que desde hace tiempo están tomando la iniciativa para al menos morigerar las graves heridas infligidas a la Tierra y poder algún día revertir esta situación que afecta a todos los continentes. 

En junio pasado se realizó el encuentro “Estocolmo+50: un planeta sano para la prosperidad de todos”, una cumbre internacional ambiental que conmemoró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente Humano de 1972, que fue el inicio de la inclusión de los problemas ambientales en la agenda política global. 

Entre las muchas conclusiones allí escuchadas, los presidentes participantes recomendaron “situar el bienestar humano en el centro de un planeta saludable y la prosperidad para todos, reconociendo que un planeta saludable es un requisito previo para sociedades pacíficas, cohesionadas y prósperas; restaurar nuestra relación con la naturaleza integrando valores éticos; y adoptando un cambio fundamental en actitudes, hábitos y comportamientos, para apoyar nuestra prosperidad común”. 

También “reconocer e implementar el derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible, mediante el cumplimiento de la visión articulada” en la Declaración de Estocolmo de 1972. 

Y “adoptar un cambio sistémico en la forma en que funciona nuestro sistema económico actual para contribuir a un planeta saludable, mediante la definición y adopción de nuevas medidas de progreso y bienestar humano”. 

Es en este marco que el encuentro “Estocolmo+50 y organizaciones basadas en la fe: las creencias religiosas, las personas y el planeta en la era del antropoceno” convocó en la Argentina a líderes religiosos, juveniles y referentes de organizaciones religiosas en un espacio de diálogo intergeneracional. 

Vale aclarar que como antropoceno se conoce, desde aproximadamente el año 2000, a las repercusiones que tienen en el clima y la biodiversidad la rápida acumulación de gases de efecto de invernadero y los daños irreversibles ocasionados por el consumo excesivo de recursos naturales. Hay aún un gran debate sobre si puede calificarse como una nueva era, pero no hay dudas acerca de la influencia fundamental del hombre en el medio ambiente. 

La actividad se realizó en la sede de la Cancillería, el, Palacio San Martín, impulsada por el Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio (Creas) junto con el Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), acompañados por la Secretaría de Culto de la Nación, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación y la embajada de Suecia de Buenos Aires. 

Entre los participantes estuvieron el secretario de Culto nacional, Guillermo Oliveri; Ulrika Grufman, vicejefa de Misión de la Embajada de Suecia en la Argentina; Magdalena Vieyra, directora de Administración Financiera y Presupuestaria de Proyectos, de la Dirección General de Cooperación Internacional, y Corina Lehmann, directora de Asuntos Ambientales de la Cancillería, informó la agencia AICA. 

Humberto Shikiya, vicepresidente del Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio (Creas) y María Eugenia Di Paola, coordinadora de Ambiente y Desarrollo Sostenible en PNUD Argentina, manifestaron su visión sobre el desafío de la sostenibilidad en esta etapa y la importancia de trabajar “de forma articulada entre los diversos actores para lograr un mayor impacto”. 

Se explicó que “se abrió el diálogo a cómo las comunidades de fe pueden realizar su contribución a la reconstrucción de las relaciones de confianza para fortalecer la cooperación y la solidaridad; qué acciones sistémicas son necesarias para la recuperación equitativa, inclusiva y resiliente tras la pandemia; y de qué modo las perspectivas de fe redefinen las concepciones y las medidas del progreso y el bienestar”.  

Claudio Tomasi, representante residente de PNUD Argentina, dijo que “tenemos la convicción de que la dimensión de la ética, los valores y la fe son clave para lograr un nuevo modelo de desarrollo, sostenible e inclusivo”. 

El secretario Oliveri expresó por su parte que “no tengo la menor duda de que la mayoría de las confesiones religiosas cuidan y son capaces de transmitir la necesidad de cuidar el mundo en el que vivimos”. 

Y el vicepresidente del Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio (Creas), Humberto Shikiya, afirmó: “Estamos reunidos no solo para conmemorar Estocolmo+50, sino para comprometernos a actuar y hacerlo ya. El intercambio que tenemos hoy sobre buenas prácticas es fundamental”. 

“La cooperación no es solo hacia la propia religión, es una cooperación que se da en términos interreligiosos y es además una cooperación multiactoral, una articulación con organizaciones de la sociedad civil, gobiernos, organismos internacionales y el sector privado”, añadió. 

La ministra Lehmann destacó el rol de “los jóvenes en la construcción de la mirada ambiental. No son responsables de la crisis climática actual, pero han dado un fuerte impulso a la agenda ambiental. Celebro que tengan una actitud proactiva frente a los desafíos que plantea el desarrollo sostenible”. 

En mayo pasado representantes de organizaciones religiosas de todo el mundo firmaron la declaración interreligiosa «Valores y alcance de la fe-Contribución a la política ambiental», dirigida a los gobiernos, entidades del sistema de Naciones Unidas y sociedad civil.  

Ya en 2021, por primera vez el papa Francisco (Iglesia Católica), el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé (Iglesia Ortodoxa Oriental), y el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, (Comunión Anglicana), firmaron una declaración conjunta sobre la urgencia de la sostenibilidad del ambiente, su impacto en la pobreza y la importancia de la cooperación mundial. 

Este encuentro en la Cancillería se realizó, además, en vísperas de la “Jornada Mundial de oración por el cuidado de la creación”, que se celebra cada año el 1 de septiembre y que marca el inicio del “Tiempo de la Creación”. 

 

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Autor entrada: Consumer

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