La selección, el país, nuestro deseo- Por Yayo Hourmilougue.

No voy a hablar de futbol, porque no sé del tema.

Puedo compartir en cambio algunas certezas propias.

El país necesitaba de alegrías. No las hemos tenido. Generaciones completas, sufridas, dolidas, decepcionadas. Hablamos de enormes decepciones heredadas, y sin razones, en un territorio al que nada falta, dónde todo sobra. Una tierra rica reformulada avariciosamente solo para inmensas castas gobernantes, para el cinismo político y viejos feudos provinciales.

Hasta último momento el gobierno insistió en una foto con el paso del seleccionado por la casa de gobierno. Y no solo sucedió en el Gobierno. Se trató de una actitud política desesperante y ajena, casi  de voracidad extrema. Lejos del análisis realista y de cualquier perspectiva que conlleve lógica o al menos, sentido común.

Ya no crees. No creemos. El festejo en algunos países de Sudamérica también demuestra la alegría de la esperanza, es necesaria. Algunos de esos países, no están mejor. En efecto, se trata de todas las características de una simbiosis de pasión futbolera de importancia notable, contagiosa.

En nuestro país, se equivocan quienes creen que este triunfo de Scaloni y los Muchachos, es un anti grieta. Ojala lo fuera. No hay que confundir la euforia, con realidades profundas, sistémicas, estructurales y crónicas. La euforia trae la unión hasta que cada uno regresa a lo suyo y muchos, a la nada, o a lo prestado aunque no lo asuman.

La Selección argentina trajo frescura y esperanza acerca de lo que se puede hacer. Enseñó desde el profesionalismo, desde la traspiración, desde la sencillez de la humildad y desde el trabajo en equipo. Desde la insistencia y la responsabilidad. Desde el cambio de estrategias. Desde la pasión y el deber. Desde el liderazgo natural. Pero son ellos, los muchachos de la Selección, no, no es el país. No somos todos. Ni vos, ni yo. Nadie que nos haya gobernado tampoco.

Décadas de gobernantes en el PEN, y en el PLN, que nunca entendieron de qué se trató, de qué se trata, y en quienes  la mayoría de los argentinos perdimos la confianza. La corrupción y los negociados de uno y otro lado, jamás dejaron de existir por estas tierras.

La destrucción en cantidad de comercios, no solo en Caba, o la violencia en la zona del obelisco, corresponde a inadaptados. Lo que faltan son escuelas. Esos mismos inadaptados, hace 20 años, estaban recorriendo sus primeros años de vida. Se trata de los últimos 5 mandatos, esos períodos donde engendramos un enorme problema que no sabemos hoy cómo solucionar. Los últimos 5 mandatos. La irresponsabilidad de padres, gobiernos, legisladores, justicia. Y de toda la sociedad por permitirlo.

Que el esfuerzo de una Selección, traiga mejoras ante políticos dentro y en la periferia del poder, oficialismo y oposición, es una utopía, nos convertiría en el país de Heidi.  

No será así. No será por la Selección. No debe serlo.

Que cierto periodismo ponga a los muchachos en ese lugar, como el “efecto anti grieta”, es descargar la responsabilidad y la culpa que cada uno debe asumir como propia.

Se debe sacar ese peso de las espaldas de cada jugador y los técnicos.

La Selección debe disfrutar lo merecido y que cada argentino y cada político definitivamente arrimen las sillas para hacer de este país lo que debe ser. Para ese fin, ellos cobran. Nosotros pagamos.

Es mi natural deseo desde Consumer Periodismo, y La Quinta Pata (La5Pata), un grupo reducido de profesionales libres e independientes, que para estas fiestas y el 2023, asumamos de antemano que la auto exigencia de cada argentino es necesaria más que nunca, afrontando realidades duras, con decisiones claras, reclamando, instando, requiriendo, intimando, emplazando, y cumpliendo nuestra parte.

Que termines bien el año, y lo comiences como puedas, y con lo que puedas.  

Y.H.

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Autor entrada: Consumer

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