Acciones que valen la pena para evitar los chicos “descartables”-Luis Tarullo.

“Me gustaría que siempre nos haga ruido el título, que nos resulte casi repugnante pensar que nuestros chicos sean descartables”.

Fue la frase que como un clamor lanzó este sábado 23 de septiembre en el barrio porteño de Villa Soldati el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva.

Casi en coincidencia con el comienzo de la primavera, se desarrolló la tercera edición de la jornada “No más chicos descartables”. Fue en el Instituto Nuestra Señora de Fátima, en Soldati, en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, una de los territorios porteños más postergados al menos en el último medio siglo.

Allí se dieron cita niños, adolescentes y adultos de los barrios populares del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), quienes compartieron deporte, arte y charlas sobre el cuidado, la educación y el desarrollo digno de las infancias.

García Cuerva exhortó a “despertar al héroe dormido dentro de cada pibe” y enfatizó que los chicos “no son peligrosos”, sino, por el contrario, “están en peligro”.

En ese marco instó a que “seamos inconformistas, como nuestros pibes. Que la pregunta del joven rico (‘¿Qué me queda por hacer?’) te taladre el corazón, te taladre el alma”.

El prelado fue contundente: «Que nos resulte casi repugnante pensar que nuestros chicos sean descartables».

La jornada fue organizada por el Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, Cáritas Argentina, Cáritas Buenos Aires, la Comisión Arquidiocesana de Niñez y Adolescencia en Riesgo del Arzobispado de Buenos Aires, la Unión de Clubes Parroquiales (UCP), Mesa BICE Argentina, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA UCA) y la Federación Familia Grande Hogar de Cristo (FGHC), explicó la agencia AICA.

Las palabras de García Cuerva se mezclaron con torneos de fútbol femenino y masculino y talleres artísticos.

Hubo paneles, como el de “La deuda invisible: impacto y mirada de las pobrezas en las infancias y las adolescencias”, donde estuvieron, entre otros, uno de los líderes de los curas villeros, el padre Pepe Di Paola.

Di Paola explicó la tarea de los Hogares de Cristo en la lucha contra las drogas en los barrios más vulnerables. Y destacó la importancia de las tres «C»: Capilla, Colegio y Club. A partir de ello, destacó, se puede “ir construyendo, junto con el protagonismo de la comunidad, una muralla de contención y derechos de la vida”.

Otro de los paneles fue el de “El rostro de la exclusión: calle, consumo y violencia en nuestras infancias y adolescencias”, donde estuvo la hermana Cecilia Lee, franciscana misionera de María y miembro de la Cooperativa de Cartoneros y del Centro Educativo Popular Eduardo Mignona, de Villa Itatí.

Hubo además cuatro foros: Trabajo y jóvenes, Pobreza y educación, Crianza y socialización y Adolescentes, jóvenes y justicia penal, con la participación de referentes de proyectos relacionados con esos temas centrales.

Una iniciativa que indudablemente vale la pena difundir, aunque a los agentes del daño, por ejemplo los narcotraficantes, no les convenga, porque sin dudas les quita “clientela”, en la cual los niños, adolescentes y jóvenes son una importante proporción.

Crédito imagen portada Wikipedia.

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Autor entrada: Consumer

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