El racismo a pleno, en pleno Siglo XXI- Luis Tarullo.

Parece mentira, pero transcurrido casi un cuarto del Siglo XXI las diversas formas de discriminación siguen a la orden del día en el mundo.

Un reciente informe de la ONU indica que el racismo en los Estados Unidos continúa existiendo “en forma de discriminación por perfil racial, homicidios policiales y muchas otras violaciones de los derechos humanos”.

Allí, por ejemplo, los afroamericanos tienen tres veces más posibilidades que los blancos de morir a manos de la policía y casi cinco veces más de ir presos.   

El Mecanismo de Expertos de la ONU para promover la Justicia e Igualdad Racial en la Aplicación de la Ley, creado en el año 2021, lo advirtió en un informe en el que, además, instó a las autoridades estadounidenses a hacer esfuerzos superiores para sortear esta situación inaceptable.

Los expertos visitaron a principios de año ese país y escucharon los testimonios de 133 personas afectadas. Además fueron a cinco centros de detención y se reunieron con grupos de la sociedad civil y autoridades gubernamentales y policiales en Columbia, Atlanta, Los Ángeles, Chicago, Minneapolis y Nueva York.

El racismo, advirtieron, se extiende incluso al sistema de justicia penal.

Una integrante del grupo dijo que «en todas las ciudades a las que fuimos, escuchamos decenas de testimonios desgarradores sobre cómo las víctimas no obtienen ni justicia ni reparación. Esto no es nuevo, y es inaceptable».

Se trata de Tracie Keesee, quien sostuvo que es “un problema sistémico que exige una respuesta sistémica. Todos los actores implicados, incluidos los departamentos de policía y los sindicatos policiales, deben unir sus fuerzas para combatir la impunidad reinante».

El informe indica que en los Estados Unidos los negros tienen tres veces más probabilidades de morir a manos de la policía que los blancos y 4,5 veces más de ser encarcelados.

Y se especifica que “de los más de 1.000 casos de homicidios cometidos por la policía cada año, sólo en el 1% de ellos se presentan cargos contra los agentes”.

“Si no se reforma la normativa sobre el uso de la fuerza en Estados Unidos de acuerdo con las normas internacionales, muchos de estos homicidios continuarán”, advirtieron los especialistas en el trabajo.

Otro vocero aclaró que «rechazamos la teoría de la ‘manzana podrida’. Hay pruebas sólidas que sugieren que el comportamiento abusivo de algunos policías individuales forma parte de un patrón más amplio y amenazador». O sea que ese racismo es parte de una conducta que obedece a un sistema de conducta que retrotrae virtualmente a épocas como la de la esclavitud.

Juan Méndez, uno de los autores del informe, dijo que la policía y la justicia penal de Estados Unidos “comparten y reproducen valores, actitudes y estereotipos de la sociedad y las instituciones estadounidenses” y afirmó que “estas deben reformarse”.

Ahí radica uno de los nudos del drama: no se trata de conductas surgidas de lo que vulgarmente se dice un “repollo”, sino que anidan en la sociedad.

La ONU indica además que el informe establece que “los agentes de policía armados no deben ser los primeros en responder por defecto a todos los problemas sociales en el país, incluidas las crisis de salud mental, la falta de vivienda y el control del tráfico o la disciplina en las escuelas”.

Por ello se reclama “la puesta en marcha de respuestas alternativas a la actuación policial”.

Pero subyace otra cuestión igualmente preocupante: el informe reclama a los organismos policiales que “aborden los problemas del racismo sistémico contra los agentes de la ley negros y los problemas de la ideología de la supremacía blanca dentro de estos organismos”.

Keesee sostuvo que “durante nuestras reuniones con agentes de policía, escuchamos repetidamente la preocupación de que la salud mental de los agentes se estaba viendo afectada no sólo por la sobrecarga de trabajo, sino también por el racismo y la discriminación racial dentro de los departamentos de policía».

«Esperar que los agentes del orden respeten y protejan los derechos humanos presupone también una cultura de respeto y bienestar dentro de las filas», añadió.

En otros ámbitos hubo testimonios terribles, como los de “mujeres embarazadas encadenadas durante el parto que, debido al encadenamiento, perdieron a sus bebés».

Ejemplificaron que en una prisión de Louisiana una gran cantidad de presos, en su mayoría hombres negros, fueron «obligados a trabajar en los campos (incluso recogiendo algodón) bajo la vigilancia de hombres blancos a caballo, en condiciones muy similares a las de hace 150 años”.

También advirtieron sobre el uso generalizado del régimen de aislamiento, que “parece aplicarse de forma desproporcionada a los reclusos afrodescendientes”. Al respecto, un hombre negro contó que había permanecido en régimen de aislamiento 11 años ininterrumpidos.

Además, se destaca que “el Mecanismo condenó no sólo el uso excesivo generalizado del encarcelamiento y la supervisión penal en el país, sino también la sobrerrepresentación de afrodescendientes en el sistema de justicia penal”. O sea una demostración exagerada de cantidad de negros en ese sistema cuando en realidad no lo habría.

«Los testimonios y las cifras que recibimos representan la peor parte de un sistema de justicia penal racista que erosiona todos los esfuerzos encaminados a abordar el racismo sistémico», afirmó Méndez. «Nuestras conclusiones apuntan a la necesidad crítica de una reforma integral».

En síntesis, cuando se espera a esta altura de la historia una enorme fotografía multicolor de la humanidad, se comprueba lamentablemente que sigue existiendo la peor versión del viejo retrato en blanco y negro.

Crédito imagen portada TED

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Autor entrada: Consumer

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