Sin propuestas. Yayo Hourmilougue.

Foto crédito TN

Buen esfuerzo del programa a Dos voces en TN.

Sin dudas.

Es imperioso, el debate de los equipos económicos.

Anoche, entre los candidatos a vicepresidentes, “No hubo propuestas”. Y ver un debate con posición partidaria asumida, o con fanatismo, nubla la realidad.

Los ojos del ciudadano son otros. Los ojos de quienes producen son otros. También los de cada laburante.

Los participantes en su mayoría más por impulso que por racionalidad, decidieron resolver los problemas del país ante las cámaras televisivas procesándolos a partir de las conocidas chicanas, personalismos, respuestas de ida y vuelta con dejos de violencia, enojos reales, enojos simulados.

Es como querer solucionar “las calles” incorporando lo peor de ellas, es decir, con lo peor de lo que hay por corregir. Si los juntamos en un café, sin cámaras ni público, la cosa no hubiera cambiado mucho, pese al esfuerzo periodístico.

¿Esperan esto los argentinos cuyas vidas ya están imbuidas de una sostenida y crecida violencia desde hace 5 ciclos gubernamentales, dónde la gente no llegan al hipermercado cada mes, ni a las farmacias, donde la pérdida de dignidad es acumulativa y cambiar el auto una ficción, con jubilaciones y sueldos inexistentes?

Al menos, con el impulso privado se sigue produciendo.

Una catarata de leyes enviadas al Congreso pretende sacarnos de la inflación, con más  inflación.

¿Alguien puede saber cuántos, de miles de espectadores fueron quienes control remoto en mano, anoche abandonaron la emisión antes de terminar? Con quien hablo, lo hizo. Por mi formación, resistí hasta el final.

En la cuadra, lo manifiesta más de un vecino.

¡No; basta!, responden ante la consulta ¡Basta!

Por teléfono indica más de un amigo que ni siquiera lo vio. O se fueron de ahí.

“¡Trabajan para ellos mismos, siguen sin cambiar, y así nos irá, mirá, lo que viene es peor, no importa quien gane!”. Sentenció un empresario conocido hace un rato, móvil de por medio.

Una síntesis acaso cínica y real, de lo que está sucediendo. Pero nos sucede a todos, se trata del país.

Candidatos con nerviosismo, falta de seguridad, exceso de egocentrismo político, ausencia de propuestas plausibles y concretas, personalismos contestatarios, sin respeto unos por los otros, cuidándose el cuerpo y la posición, luego, y si existiera, parece que está el país.

Acaso Randazzo, el más sereno, respetuoso y prolijo, que se sumó a Schiaretti. Paradojas también existen. O podríamos llamarla la desesperación del último tren.

El duelo entre Rossi y Villarruel (se llevó cada palma la muchacha), dejó el claro mensaje de asignarle desde ahora una tercera posición a Petri.

No debería estar tan seguro el temperamental dúo dinámico, habría que esperar cada voto de octubre.

La causa aún permanece, es latente y es de 2001, 2002.

Ésta es la consecuencia y el desarrollo de políticos bien instalados en aquellos inicios del 2000 que durante años atornillados a sus sillas y a veces con sillas suplentes, desconocieron una sociedad mientras se enriquecían, una sociedad que no supo exigir adecuadamente demandas ordenadas y concretas, derivando a su vez en representaciones generacionales de políticos que han llegado a este presente como dirigentes que no están a la altura de aquellas y estas circunstancias, el circulo se completa. Lo caótico también. No son ni malos ni buenos, son productos de esta involución brutal.

Sin olvidar una mal llamada militancia que terminó de activar la descomposición, adueñándose con discursos de hechos nada constructivos, sin producción alguna, sin propuestas serias, y vaciando los Estados en cada gestión. Les bastó propaganda y retórica ante una sociedad anestesiada. El resto lo hizo cada gobierno luego de crearlos, mantenerlos, agrandarlos y alimentarlos. No deja de ser una muestra de múltiples filicidios acerca de los cuales ya los griegos escribían.

Dejándolos hacer, cada ciudadano, tiene ahora lo que sembramos.

Salir de esta decadencia, costara años. Algunos no veremos ese momento.

Insisto, es necesario, ordenada, cívicamente, el debate de los equipos económicos. Sólo Equipos Económicos. Con propuestas y certezas mínimas. Sería un indicador al menos, hacia alguna parte. Propuestas, lo que faltó en esta oportunidad.

El “Vamos a… Vamos a…. Vamos a…” ya tiene décadas.

La inflación es tema antiguo. El tipo de cambio también.

“La inflación es como el pecado; cada gobierno la denuncia, pero cada gobierno la práctica”. Georg Christoph Lichtenberg. (1769).

«Paradójicamente, un gobierno que discursivamente denosta al dólar, termina su mandato centrando todos sus esfuerzos en cuidarlo» Tomás Bulat. El Cronista.

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Autor entrada: Consumer

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